Cage The Elephant y su Social Cues: relato de una herida abierta y una obra maestra
Cage The Elephant y en especial Matt Shultz –cantante y personificación
misma de lo que hoy es la banda- ha usado como catarsis emocional su quinto
disco, el resultado, más allá de un relato desgarrador de cuando el amor se
acaba, es su álbum más completo hasta la fecha.
Impacta, conquista y atrae, Social Cues es donde han
encontrado su sonido definitivo, explorándolo hasta el confín más minúsculo. Contrario
a lo que muchos piensan, la banda nativa de Kentucky no es nueva, y esta
identidad que se han creado no es algo que sucedió de la noche a la mañana.
Cage The Elephant encontró eso que muchos llaman esencia después de cinco
discos, donde se reinventaron y experimentaron con sonidos tan distantes para
una banda de rock como el Garage, R&B y hasta el Reggae.
A lo largo de Social Cues se percibe latente el fantasma de
Bowie –y toda su experiencia berlinesa- así como la escena neoyorquina de los
setentas que revoluciono el arte y la cultura pop como la conocemos hoy en día –New York Dolls, The Velvet Underground, Talking Heads-. Pero, con el toque único de
la banda, en especial la voz de Matt Shultz, que canta como si su vida
dependiera de ello.
El disco fluye como una serie de relatos que Shultz ha
plasmado desde su rincón más personal. Broken Boy –la primera canción- es fiel
reflejo de ello “Tell me why I'm forced to live in this skin/ I'm an alien, not
just an alien”, donde la música, mucho más enérgica, disimula el mensaje real;
Social Cues –canción que da nombre al disco- es un grito desesperado sobre lo
artificial y vacío del éxito en el siglo XXI, satíricamente instrumentada con
una melodía pop.
Vídeo "Ready To Let Go" |
Sin embargo, el eje central de todo el álbum, es la ruptura
de Matt Shultz con su esposa, el divorcio que inspiro múltiples cortes del
disco, donde, el más tangible es el sencillo “Ready to Let Go”, en la cual,
plasma el lento proceso de cuando el corazón se rompe, y, como el amor se va
acabando de a poco, hasta que no da más de sí “I'm the one/ Trying to
hide this damage done /One day, all our secrets will be spoken”. Y
finalmente “Goodbye”, donde, a corazón abierto, Shultz canta lo que probablemente
será, el último mensaje para quien alguna vez fue su amada, en una poco común
balada que se vuelve más y más melancólica a cada segundo.
Social Cues se disfruta y aprecia rápido, desde la hipnótica
colaboración con Beck en “Night Running”, pasando por la pegajosa melodía de “Black Maddona” hasta la punk “House of Glass”, cada canción tiene un lugar específico
en el contexto completo del disco. Cada una es buena, pero en conjunto se
contraponen de tal forma que logran un equilibrio auditivo casi perfecto.
Catorce canciones, cada una con un potencial enorme para ser
un hit. En una época donde el rock es un género moribundo Cage The Elephant le
da vida. Con una serie de himnos que harán de este, su quinto disco, el más
recordado de su carrera, y, el punto de inflexión donde se ganaron su lugar con
los inmortales del género.
10/10
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